jueves, 26 de abril de 2007

Momentos de reflexión

En algún momento de nuestra vida tenemos que decidir cual es el camino que tenemos que seguir, cual es el acertado, o al menos el menos malo. Tenemos que guiarnos por nuestro instinto, seguir a nuestro corazón y tomar la decisión más adecuada. Sólo en un futuro seremos capaces de recapacitar si la senda que elegimos fue la acertada, si el cauce por el que se rigió nuestras aguas llegó a la mar, sólo entonces daremos gracias a esos momentos de reflexión en los que decidimos parar, mirar para adelante y pensar.

sábado, 21 de abril de 2007

Barcelona

Desde el cielo todo se aprecia de un modo distinto, Barcelona es una ciudad misteriosa, es como tener mil ciudades en una sola, uno no sabe si ha cambiado de ciudad o simplemente ha cruzado de acera. Al fondo el Monte Tibidabo me observa con la vana esperanza de que me de tiempo a visitarlo en ese pequeño periodo de tiempo que fue mi viaje a la ciudad condal.

miércoles, 11 de abril de 2007

Volando libre

Siempre estoy mirando al cielo, no hay dia en que no pase al menos cinco minutos observando el firmamento, mirando la gran gama de colores, las formas de las nubes y por supuesto las bandadas de pajaros que indican que pronto llegaras, con el florecer de los almendros, con las lluvias de abril, con el inicio de la primavera.

lunes, 9 de abril de 2007

Lagrimas del Sella



Una torrente de agua cae ondeante colina abajo, igual que lo hace tu pelo sobre tus brazos.

Recordando outros tempos

De nuevo vuelvo con otra foto de un lugar maravilloso, como si fuera mi segunda casa, siento morriña al hablar de Galicia, quizá la misma morriña que sintiera el anciano al mirar al mar, y recordar tiempos pasados en el que salia a faenar durante largos dias, duras semanas e interminables meses.

martes, 3 de abril de 2007

Te amaré toda la vida

Ellos se juraron amor eterno, eran tiempos duros, tiempos grises, de represión, y quizá por eso el concepto de amarse hasta que la muerte los separe cobraba más importancia.
Después de toda una vida siguen queriéndose tanto o más como el primer día, él la sostiene del brazo, haciendo como si fuera su segundo bastón, ella, no pierde la sonrisa mientras camina, paso a paso, lentamente por el puerto de O Grove.
Atrás, bajo el Sol del atardecer, queda la sombra de lo que fueron.