sábado, 31 de enero de 2009

Avenida del puerto (Camins del Grau)

Nunca en mi vida he visto una ciudad que creciera tan deprisa, Valencia está sobrealimentada, cuando era aun pequeña le dieron demasiado de mamar y ahora pasa lo que pasa. El ruido de una obra me alerta sobre su inmediato futuro, el derrumbe de unas casas en el Cabanyal me indica lo que mis ojos no quieren ver. El otro día vi en la televisión los nuevos proyectos que a ésta le deparan, decían que con la American´s Cup, la Fórmula 1 y no se cuantas más tonterias, "iban a acercar Valencia, al resto del mundo".
Dudo que el resto del mundo quiera ver más clones del resto de ciudades, porque esta ciudad tiene su propia identidad y renegar de ella es un error, tiene muchas cosas bonitas, y otras tantas feas, pero por ese mismo motivo, se hace mucho más interesante.
Desconozco si hay afueras en esta ciudad, ya hace unos cuantos años que se a engullido pueblos de alrededor, es increíble la codicia de quienes la manejan a su antojo. Porque al fin y al cabo ella es buena, y de tan buena, tonta, y se deja llevar por quienes le prometen lo mejor, promesas falsas claro está, políticos que sólo quieren tener llenas sus barrigas y sus carteras de Luis Buiton.
Valencia a veces recuerda tiempos en la que era mucho más joven que ahora, recuerda campos de naranjos, huertas, barracas y gente noble y humilde, recuerda citas de Blasco Ibañez, y azules de Sorolla, recuerda caminos empedrados que llevaban al mar, caminos muy distintos a los que ahora vemos, asfaltados con los sueños de quienes duermen en ella.

jueves, 29 de enero de 2009

Robert Frank





Para empezar este nuevo periplo bloguero he decidido empezar por el que hasta la fecha ha sido el autor que más ha logrado emocionarme con sus fotografías, él es Robert Frank. Poco puedo decir que no se haya dicho de él, como breve resumen biográfico, diré, que es Suizo, judío y de una familia pudiente. No dudó en emigrar a los Estados Unidos, no por la opresión nazi, que no le afectó demasiado a su persona, pero sí al desarrollo de su obra, además, la pequeña Suiza le quedaba un poco corta. Hizo varios trabajos que él mismo se públicó como "40 Fotos" o "Perú", trabajos interesantes pero que lejos quedaba del mayor de sus trabajos, y de uno de los mejores libros de fotografía de todos los tiempos, que marcaría un antes y un después, "The Americans"
Uno de los aspectos que más atención me llama de la obra de Robert Frank es que tras recibir la beca de la John Simon Guggenheim Foundation se compra un coche y atraviesa Estados Unidos embarcando a su familia en el proyecto y llegando a hacer un total de 28.000 fotografías aproximadamente.
Quizá ese hecho de atravesar todo el país en su coche queda plasmado en esta obra y en cierto modo nos llena de una envidia sana que nos arrastra a arrodillarnos ante este libro y simplemente limitarnos a aplaudir, cosa que de buen gusto hacemos todos los que poseemos esta joya entre nuestras manos, el libro es una maravilla, contiene una introducción del escritor Jack Kerouac, autor de "En la Carretera" y lo podemos encontrar a un precio muy asequible, de la mano de la editorial La Fábrica.
Después de ese trabajo Frank se encaminaría más hacía el cine haciendo varios trabajos como Pull my Daisy, Sin of Jesus o el más importante de los tres, Cocksucker Blues, basado en un documental sobre los Rolling Stones que a día de hoy, aun no ha salido a la luz legalmente por ser demasiado perjudicial para los Stones, cuentan que Mik Jagger le dijo a Frank: "Hiciste un excelente film pero si dejamos que esto se presente en América, nunca más nos dejarán entrar"
Mas tarde volvería Frank a la fotografía con trabajos como "The lines of my hand" o "My and my brother", pero ninguno de ellos consiguió el calado en el publico como The Americans.

Así que no lo duden, sean un poco Robert Frank, cojan su coche y huyan allá donde el corazón, unos litros de super 95 y un par de tarjetas de memoria, o películas, en su defecto, les lleve.

miércoles, 14 de enero de 2009

Yoana



Podría decir mil cosas de Yoana y me quedaría corto, como resumen una frase suya que me dijo cuando apenas hacía un par de días que nos acababamos de conocer; "perdona no te creas que me rio porque lo que acabas de contar sea gracioso, ni porque seas simpático y me haces reír, simplemente me dan estos cambios de humor cuando tomo sobredosis de azúcar".

miércoles, 7 de enero de 2009

Feliz post-navidad

El dolor que sentía en los ojos, hoy ha desaparecido, los hilos que se entrecruzaban entre mis parpados han sido cortados, y el bozal impuesto por el traicionero tiempo ha caído por si solo.
Vuelvo a sentir los cinco sentidos sobre mí, quizá con más fuerza que nunca, y es que después de un periodo de hibernación, todo resulta mucho más puro.
Escapé de la cueva que me tenía preso, la huida fue bastante fácil, la llave la tenía yo, yo era mi propio carcelero, mi verdugo y mi cómplice, simplemente tenía que decidir mi destino.
Decidí salir, y esperé a que este aire de falsa felicidad y consumo desapareciera de todos lados, como ya dije, los cinco sentidos se me habían incrementado, y ese mismo aire me provocaba alergia al respirarlo.
Al salir, compruebo que todos los caminos llevan al fracaso, la desesperación, la incertidumbre, el miedo y la frustración, al comprobar semejante panorama decido no tomar ninguno de los caminos y escalar el muro que tenía a mis espaldas. Es difícil subirlo, peligroso y no paran de caerme piedras en mi cara, pero decido seguir.
Consigo llegar a la cumbre, desde ahí todo se ve mucho más claro, los problemas se hacen insignificantemente pequeños, y yo, desde arriba, compruebo como todos aquellos caminos que llevaban al fracaso al final se van desvaneciendo y se quedan en nada.
Quizá sea cuestión de dejar de plantearse de una vez que camino coger y actuar de una vez, porque el tiempo no espera a nada ni a nadie.

"Tempus Fugit"

Las fotos están hechas con un móvil y son mi resumen navideño.