sábado, 14 de febrero de 2009

La Paya

Cuando me dijiste que tú querías un hombre como yo, pensé que estabas loca o que me estabas tomando el pelo, al final de las dos opciones resultó ser la primera.
Desde aquello ha llovido ya algún tiempo, mientras tanto seguimos dejando atrás aniversarios y contando de manera enfermizamente pueril los días que faltan para el próximo.
Desde que estás a mi lado, los días ya no pesan, la cálida voz del despertador me agrada, porque anuncia un nuevo día a tu lado, las arrugas ya no hieren como tijeras, el viento en contra no se lleva mi sombra, he comenzado a tachar los días del calendario, desapareció el miedo a envejecer pero apareció el miedo a perderte. Los miedos son necesarios, uno nunca puede estar cien por cien tranquilo. Yo tengo otros miedos, pero tú has sabido ayudarme siempre a superarlos.
Me has enseñado a hacer café, a conocer nuevas gentes, y conocerme a mi mismo, a separar la ropa de color y la blanca, a quererme un poco más, y a darme cuenta que puedo ser querido, y cómo no, a amar. Te lo habré dicho una y mil veces, pero el significado amor antes de que tú pasaras por mi vida, era una utopía, tú, me deletreaste una por una todas las letras, y la introdujiste en mi diccionario.
Contigo cada día es distinto, siempre me sorprendes con una cosa nueva, soy tan libre que a veces temo haberme encontrado conmigo mismo, porque sólo contigo puedo hacer y decir, lo que con otras personas sería una locura. Me comprendes mejor que yo y con una sonrisa tuya, arreglas mi peor día.
Brindemos pues por estrenar nuevos calendarios juntos.

martes, 10 de febrero de 2009

Rosa y Bleda

Mirando hacia el campamento de Peña-Redonda, Numancia, 133 a J.C.,

Cerca de Almansa, 25 de abril de 1707

Ante la Mesa del Rey, Las Navas de Tolosa, verano de 1212

No quiero que este blog trate solamente de autores de renombrado prestigio internacional, sino que mi objetivo es tratar sobre aquellos autores que me inspiran y que creo que a la gente que aun no encuentra su camino, le puede ser de gran ayuda.
Dicho esto, quiero hablar de unas personas muy importantes para mí, quizá en algunos momentos hable más desde el sentimiento, que desde la objetividad, (aunque creo que ya lo hice en entradas anteriores), pero en este caso se unen las dos cosas.
Ellos son María Rosa y José María Bleda, “Rosa y Bleda” Los recientes premios nacionales de fotografía, y para mí, son de gran importancia, no sólo por haber asistido a una de sus charlas, la cual me dejó fascinado, sino por ser antiguos alumnos de la escuela donde estudio, y de alguna manera, veo que no hay nada imposible, e inevitablemente, uno toma referentes.
Una vez tratado los sentimentalismos, hablaré de su obra. Las fotografías de Rosa y Bleda tienen la característica de llevarnos a un tiempo pasado como si por arte de magia se tratara, nos sitúan en lugares donde ha sucedido algo, los espacios vacíos y las cosas que adornan la imagen nos sitúan cronológicamente.
Sus fotografías son básicamente narrativas, y cuentan una misma temática, previamente documentada, como es el caso de las fotografías que he puesto arriba, pertenecen a la serie “campos de batalla” Ellos describen dicha serie como “un acercamiento a lugares marcados por la historia, espacios en los que cientos de personas se enfrentaron y murieron de forma violenta por un motivo de conquista territorial o de dominio.”
En sus fotografías se nota dicha esencia, y por un momento te notas un soldado más, aterrado ante la incertidumbre de la batalla.
Este es uno de sus trabajos, pero tienen otros muy importantes como el de “Campos de Fútbol” “Ciudades” u “Origen”.
Muchas veces vemos fotografías y podemos pensar en la simplicidad de estas, una mirada poco trabajada podría pensar esto de ellos, pero en realidad es que hay que contemplar la obra entera para darnos cuenta lo que tenemos frente a nosotros, recapacitar y verlas como es debido, lo suyo sería asistir a una exposición de ellos y deleitarse con la calidad de sus copias y como no, del tamaño de estas, donde se puede apreciar perfectamente todos los detalles.
Recomiendo enfervorecidamente pasar y observar su web, donde, a parte de este trabajo puesto aquí, están otros suyos, además la web es un ejemplo de lo que tiene que ser una web de fotografía, limpio, conciso y al grano.
Aquí os dejo la web, ahora, me voy a dormir.
http://www.bledayrosa.com/

miércoles, 4 de febrero de 2009

Alberto García - Alix

Enfrentarse a pecho descubierto a la obra de García – Alix es casi un suicidio, sus fotografías están llenas de emotividad y dotadas de una fuerza lejos de lo que estamos acostumbrados. La sensación de absoluta desolación que nos entra al contemplar su obra se debe a la invitación, ingenuamente aceptada, para ser testigo de su vida, una vida dura y marcada por la perdida de amigos y familiares, aunque bien es cierto, que para él desde el momento que retrata está fotografiando cadáveres.
Desde mi punto de vista, la obra de Alix se caracteriza por una huida, para mí, él huye de la muerte, porque en cierto modo, tiene que dar bastante miedo ver como todos van cayendo poco a poco y tú sigues en pie, observándola a lo lejos. La muerte le persigue constantemente, y así nos lo muestra en sus autorretratos.
Es comúnmente y equívocamente a la vez, denominado “el fotógrafo de la movida” y me parece un término bastante ceñido, cierto es que el autor nos documenta fielmente muchos aspectos de dicha época, y que al nombrarlo, las fotografías que nos vienen en mente suelen ser las de los setenta y ochenta, pero sería un error encasillarlo en una época determinada, porque más allá de su carga temporal, para mí, sin ninguna duda, fotografía silencios.
“Ayer fotografiaba silencios, hoy fotografío mi propia voz” Esta frase del autor nos resume un poco lo que puede ser su obra, observando como en sus fotografías más recientes, nos muestra una retrospectiva de su propia vida y del paso del tiempo, que queda impregnado en todo aquello que toca.
Fundamentalmente Alix retrata frontalmente, tiene una mirada de púgil en la que se enfrenta con el retratado, es un pulso entre los dos, en el que uno, no siempre gana.
Dicho esto no podemos negar que la obra de este autor no se entendería si no hubiera tenido una vida tan “agitada”, por decirlo de una manera sutil, y llevada tan al limite, un limite que algunas veces a estado a punto de llevárselo por delante.
Podría seguir hablando de la vida de García – Alix, se podrían escribir libros enteros contando sus andanzas, pero la mejor forma de conocerlo es viendo sus fotos, porque son el puro reflejo de su alma, en muchas ocasiones lo veremos como observador, otras veces como observado, pero siempre con esa magia que muchos han intentado plasmar en sus fotografías, y que sólo los grandes como él, consiguen lograr.