jueves, 25 de junio de 2009

Rebekka Guðleifsdóttir

Para muchos Flickr es una molesta mosca cojonera que no hace más que complicar la vida a muchos fotógrafos, otros sin embargo se han dado a conocer gracias a esta herramienta y se aprovechan de las múltiples ventajas que esta tiene.

Este último es el caso de la fotógrafa islandesa de nombre impronunciable, Rebekka Guðleifsdóttir. Fotógrafa autodidacta donde las haya, se dio a conocer en el Flickr gracias a sus impresionantes fotografías, es una, sino la más conocida fotógrafa de dicho portal. Sus fotos han sido vistas más de 15.000 veces, con fotos que han sido seleccionadas más de 10.000 veces a favoritas.

A parte de este mundo raro que es el Flickr y el cual me resisto a conocer, hablaríamos de unas fotos que respiran un aire mágico y melancólico, quizá también debido a muchos de esos escenarios que desde este punto del planeta nos resultan algo raros. Utiliza el color a su antojo para conducirnos a una serie de sensaciones que parecían ya olvidadas.

Sus fotografías más interesantes son sus autoretratos en los que ella juega consigo misma llegándose a multiplicar “por arte de photoshop”.

Otras muy interesantes son las de paisajes, las de animales y otra llamadas juguetes. Podría enrollarme más, pero os sugiero que os paséis por su web y no tardéis tanto en conocer a esta asombrosa fotógrafa como he hecho yo, aquí tenéis su web:

http://www.rebekkagudleifs.com/

viernes, 5 de junio de 2009

Tres tristes tigres

Otra vez la misma sensación de miedo, otra vez la misma sensación de enfrentarme a los reproches de mi alma, otra vez aguantar todos aquellos fantasmas. El camino acaba, otra vez, y está vez no hay más sendas que elegir. Sé que no está todo el pescado vendido, que aun seguiré vinculado a la ciudad que me presentó a la encarnación del amor, la ciudad que me enseño a sentir, la misma que me enseñó a echar de menos a los míos… Como decía, sé que volveré. Irremediablemente algo de Valencia corre por mis venas, y no, no es horchata precisamente. A falta de una semana que acabe todo, o al menos casi todo, veo que el final ha llegado. Valencia para mí, es el proyecto empezado que nunca continué, es mi miedo a cazar luces, mi sentimiento de ser alguien muy, muy pequeño.
Tengo la esperanza de volver a ser un nombre a pie de página, de volver a tener la misma ilusión que había en mis primeras fotos, de gritar al viento “soy fotógrafo” sin tartamudear al decirlo. Tengo la esperanza de que todo esto pase cuando mi universo gire entorno a otros universos distintos.
También tengo ganas de que la cámara me deje de pesar, cada vez lo hace con más fuerza, ganas de dejar de pensar que defraudo a tanta gente, ganas de ganarme la vida con esto, y dejar atrás tantos trabajos de mierda.
Lo peor de todo que las llaves del éxito las tengo yo, nadie como yo sabe lo que tengo que hacer para alcanzar mis metas, lastima que mis pensamientos están asustados por el futuro, y temen salir de mi boca.
Volveré, sé que volveré, cuando todo esto acabe, cuando la inocencia del primer día retorne a mí, cuando los mil proyectos que tengo en la mente, quieran ser escuchados por mí mismo, cuando empiece a creer, todas esas cosas que los que tengo a mi alrededor me dicen, volveré en forma de fotografía, o quizá de pintura, puede que de poema, o tal vez vuelva reencarnado en idea, pero sé que volveré, pero antes necesito tiempo, necesito despojarme de todo lo aprendido, necesito despejar ideas, viajar, romper cadenas, darme cuenta de mis defectos, pero sobre todo de mis virtudes, necesito pensar, pensar en mí y en quienes me rodean, ser feliz con ellos…
De hecho tengo la impresión de que escribir este manifiesto caótico ha sido el primero de los peldaños que he subido para volver.
Dentro de poco veréis al verdadero David.