Volver a Londres siempre es agradable y más cuando tienes allí el mayor motivo por el que ir, me prometí no volverme loco y no hacer mucho turismo, pero al final no lo puedes resistir y en contadas excepciones fui a los lugares más frecuentados por nosotros los turistas.
El viaje fue increíble pero como este es un blog de fotografía me limitaré a contar las dos cosicas tan bonicas que me he traido para casa.
Ya sabéis que soy un ansia y no me puedo resistir a comprar toda cámara antigua que se cruce en mi camino, Londres es un mal sitio para mi, podría gastarme el jornal entero en cámaras y cámaras y pasar el resto del año comiendo arroz blanco, esos sí tendría una colección de cámaras inmensa.
El caso es que fuimos a Portobello y allí casi me da algo. Yo ya había estado en otra ocasión y me pareció que no era para tanto, claro, iluso de mi, había estado entre semana y el mercado lo ponen el sábado. Hay muchos puestos de cámaras y la verdad que me supe controlar y elegí el mejor puesto, si hubiera optado por comprarme en el primer puesto que vi una Polaroid que vi me hubiera arrepentido porque tendría que haber rechazado a una de estas dos maravillas.
Son dos cámaras maravillosas, una por su estado de conservación y por lo bonita que es, la Kodak Brownie Flash B, con la que de seguro haré unas cuantas fotos. Y la otra por tratarse de una de las cámaras más vendidas y mejores de la historia la Olympus Trip 35, la cual creo que se convertirá en una fiel compañera de viaje. Las dos son dos grandes joyas de la historia de la fotografía y podría contaros mil cosas de ellas, pero creo que voy a esperar a ver como se portan cuando haga unas cuantas fotos con ellas, mientras os dejo alguna foto. Ah por cierto, las dos cámaras 50 libras un precio que creo que está bastante bien, quizá podría haber regateado, pero si no sé regatear en español, dudo que sepa en inglés.