He vuelto, después de muchos intentos, pero he vuelto. Leo relatos del pasado y después de tanto tiempo, aun me veo reflejado, que diablos, no he vuelto.
Sigo siendo el mismo, con los mismos miedos y los mismos sueños, eso sí, un poco más oxidados.
Con la misma certeza de seguir viendo al niño que nunca se fue, al joven intenso que escribía poemas a cambio de recompensas, al David de hoy que ríe cuando lee estas cosas.
No tengo ninguna prisa por crecer, por vencer mis miedos, por hablar en serio.
Sigamos jugando a escondite que ya vendrá el momento de morir por fuera, y ay que miedo, también por dentro.