
Solos, nosotros cuatro, tu, y yo, tu sombra y la
mía, bailando la danza de todos los días,
quebrándome con tus cambios de cadera,
quebrándome mi ansia cuando te veo, por no verme, cruzar de acera.
Bienvenida a mi sueño, aquí yo soy el dueño, en mi pequeño rincón de los deseos, en el que tu y yo formaremos uno, bailando sin cesar, la canción que nunca tuvimos y que nunca volveré a escuchar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario